El 3 de Noviembre Viene, el 3 de Noviembre Va
Al llegar las fiestas patrias y se cuenta con edad como la mía, aunque no quieras no puedes evitar comparar las actividades que se realizaban en los tiempos que tú creciste con las que actualmente se realizan.
Algunas se las tragó la vorágine de una ciudad que ha crecido casi como una macrocefalia; otras actividades han tomado fuerza o simplemente han nacido y se han posesionado en los programas de las festividades.
Yo trato siempre de no caer en la máxima de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero hay cosas que si se cambian, estás desdibujando con ello la identidad de un pueblo. Por ejemplo, a mi juicio, si se cambian fechas como el 28 de noviembre, para hacer un puente el fin de semana y beneficiar a los comercios de alguna localidad. Qué es más importante? La identidad cultural de un pueblo. O las cajas registradoras del comercio local?
Volviendo al 3 de noviembre, hay dos cosas que quería resaltar y compartir con ustedes. La primera es con relación a las dianas. Este acto lo conozco desde que era un niño y me despertaban de madrugada para dar los buenos días a la Patria, escuchando las dianas y luego a arreglarse para ir a cantar el himno a la Catedral.
Yo no sé si en otros países se realizan actos similares. En años posteriores las bandas de algunos colegios tomaron la iniciativa de llevar una especie de serenata al Director del Colegio o al Director de la Banda; esto se popularizó y hay que aceptar que se degeneró y ya no era a las 4:30 a.m., sino desde las 12:00 de la noche y se acompañaba de licor y se mezclaron los adultos con los estudiantes. Qué ocurrió? Que en vez de disciplinar y normar la actividad, se prohibió totalmente.
Yo creo que fue un error, porque la ciudad cada día se alarga más y nuestro sistema de transporte no es eficiente, entonces es muy difícil que ciudadanos de Tocumen o Felipillo puedan desplazase hasta la Presidencia. Lo mejor era, primero disciplinar a las bandas y ubicar 2 ó 3 lugares estratégicos, donde no más de 4-5 bandas tocaran dianas a la misma hora que en la Presidencia, de 4:30 hasta las 6:00 a.m., ni un minuto más, ni empezar antes y que no se mezclen bandas de adultos y estudiantes.
Esta actividad bien organizada, ya sea por el Alcalde o Representante o una Junta de Festejos, les aseguro que etiqueta a la ciudad y al país y le da identidad. Nadie puede objetar, que el que se abra la casa presidencial en plena madrugada y el Presidente salga a recibir al pueblo y se toquen dianas con ritmos de nuestra cultura caribeña, es único y así lo manifestaron los numerosos turistas que allí estaban, disfrutando con los nacionales.
Otra iniciativa muy panameña han sido las llamadas Bandas independientes.
La iniciativa fue buena y caló bien en la ciudadanía, pero todo lo que crece sin control, se degenera; al punto de que ya entraron al juego otras bandas; las bandas criminales y se hizo un amasijo que involucró también a las bandas estudiantiles.
Las bandas independientes pueden y deben ocupar su lugar y ser normadas con leyes para adultos; luego entonces no deben haber menores de edad en ellas; así mismo las bandas estudiantiles son normadas y disciplinadas por reglamentos para estudiantes y no debe haber particulares en ella.
Anteriormente las bandas todas eran agrupaciones en las que se ganaba el derecho a entrar con las notas o el rendimiento escolar. Ahora los estudiantes fracasados son los primeros que entran a las bandas.
El participar en una banda involucra sacrificio, tanto para el plantel educativo, como para los padres de familia; luego entonces debe ser orientado a los mejores estudiantes, como premio a su esfuerzo.
Es un orgullo representar al Colegio en cualquiera actividad y esta es una.
Las bandas tanto de estudiantes, como las independientes, gustan mucho fuera de nuestras fronteras; pongámosle un poco de orden y convirtámosla en un producto marca PANAMÁ y que se la copien, que importa. No fue así que salió el reggaetón? Pero como dice el dicho “cada loro en su estaca”, no mezclemos las cosas.
Para finalizar, hay un tema que escuché en una radio emisora que trasmitía los desfiles. La pareja de comentaristas resaltaban lo siguiente. “hace años las batuteras eran escogidas de entre las niñas más esbeltas y guapas y hoy parece que la que no tiene oído para tocar un instrumento la meten a batutera y es por eso que son obesas y no muy agraciadas”.
Es que no estamos viendo la realidad del problema. Es que el 50% de nuestras niñas, particularmente de estratos bajos o son obesas o tiene sobrepeso. No hay de donde escoger. Se me ocurrió entonces la idea de que se restrinja a las estudiantes que aspiran a ser batuteras su participación, si no tienen una masa corporal adecuada.
Que se entienda que no es por discriminarla, ya que se requeriría el apoyo de la profesora (que también es obesa) y de la madre de familia (que también puede serlo). Hay que convencer a las jóvenes, de comer sano y hacer ejercicios.
Aunque parezca chistoso, estamos frente a un serio problema y que se debe tomar con toda la seriedad del caso. La OMS sacó el mes pasado un largo y didáctico documental para denunciar y a la vez, concienciar sobre este problema que amenaza con convertirse en pandemia y que como siempre, amenaza a los países más pobres.
Las enfermedades que siguen a la obesidad serán casi imposibles de controlar, por la cantidad de recursos que demandan.
Las trasnacionales de los alimentos y conexos se han apoyado en la globalización para imponer y cambiar hábitos alimentarios, principalmente a las poblaciones más pobres y producto de ello se ha provocado una obesidad prematura, que afecta a los estratos bajos de la población. No es el momento para discutir sobre este problema, pero no se puede soslayar.
Resumiendo, quizás no nos hemos dado cuenta lo diferente que celebramos nosotros las fiestas patrias, desde el nacimiento de la República y saben por qué: porque en el resto de la región, los desfiles son militares y se hace un despliegue del poderío militar. Nosotros no tenemos ejército; entonces nuestro despliegue es cívico y civil y sobre todo diferente. Esto atrae turismo, pero requiere de ordenar las cosas y sobre todo de que la población se apropie de ello y lo convierta en parte de su identidad y que orgullosamente diga. ESTO ES PANAMA.
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