Los Pozos o Manantiales de Cabuya

 Este fin de semana, recibí la visita de mi amigo Jacques, el francés que vive en una de las lotificaciones que han construido en Las Lajas.

Jacques me planteaba el grave problema que se le ha formado en su residencia.  Resulta que para el sector de Las Lajas (Coronado) tienen serios problemas de agua y para solucionar eso, los dueños de la parcelación construyeron un pozo profundo y les venden el agua a los propietarios de lotes.  Jacques tiene dos lotes, pero solo una casa donde vive con su esposa, pero debe pagar B/.40.00 mensuales de agua, porque se cobra B/.20.00 por lote no por casa.  Además Jacques pasa 5 meses del año en Francia y debe pagar igual y solicitó poner un medidor y pagar su consumo, lo que tampoco le aceptan.

Que les parece a ustedes esta clase de atraco?  Y que autoridad regula e imparte justicia si hay cantidad de barriadas con problemas similares y ya no existe ni la promotora que vendió el inmueble.

Estamos hablando del bien más preciado de la humanidad; sin agua no hay vida. (Ni carnavales).

Bueno, mi amigo está pensando en perforar un pozo, pero no sabe si el promotor se lo prohíba y lo acuse de competencia desleal, ya que eso alteraría las sagradas leyes del libre mercado (del agua).

Se dio ya a la tarea de cotizar y esto también es una tragicomedia.  Los precios están desde B/.800.00 el pozo construido a mano, valiéndose para la ubicación, de dos horquetas de no sé qué madera (en Europa se utilizó el frezno).  Otro utiliza dos varillas de bronce y de allí el precio se va elevando según el equipo y la calidad de las tuberías desde B/.4000.00 hasta los B/.10,000.00 sin contar el resto de las instalaciones, pues ya la casa las tiene.

Ese relato por trivial que parezca me puso a pensar en la indefensión en que caemos por las leyes y el apetito voraz de algo que se llama mercado, dejándonos ese sabor a impotencia, cuando nos ocurre algo como esto.

Jacques se retiró y el sábado se fue deslizando a medida que el calor crecía, obligándome a llegar al palo de mango a tomar algo de fresco, sin abandonar el pensamiento que originó la recién  visita.

Retomando el tema con algunos de los contertulios, mencionaba el caso pero refiriendo más bien a las condiciones geológicas del corregimiento de Las Lajas en comparación con Cabuya.

Las Lajas están formada por suelos volcánicos maduros, producto del volcán que había en La Laguna, creando un cordón de roca que da origen al manto rocoso que casi divide a  Las Lajas con Cabuya, cuyos suelos son principalmente de origen sedimentario, creado por el Río Chame.  Esta característica hace que los acuíferos (aguas subterráneas) busquen su salida hacia el río.

Hecha esta nota técnica, continuamos con nuestra historia.  A manera más bien de un chiste, yo plantee que para evitar esos problemas, sería mejor volver a tomar agua a los antiguos pozos.  Esto dio origen a otro tema de conversación que nos duró dos días.

Mientras Las Lajas atraviesa por graves problemas de agua y el río se secó (solo tiene agua en invierno),

Cabuya cuenta con numerosos pozos o manantiales naturales en diferentes puntos.

Nos dimos cuenta de los numerosos pozos que había y que además, cada uno tenía su nombre y una historia.

Se nos escapaba el nombre de algunos, razón por lo cual se dejó de tarea para el domingo y esta fue la lista que se sacó bajo el palo de mango.

El Pacito: este pozo estaba localizado en las servidumbre de los terrenos de Rogelio Herrera y Tereso Márquez. Se llamaba así por su ubicación en el camino que salía a la carretera hacia el río. Se presumía que en estos pozos aparecían duendes.

La Fula: eran varios pozos en la quebrada que está todavía en la parte trasera del cementerio, en el camino que iba desde la casa del “señor Jerucho” hasta la carretera a un costado del cementerio.

Estos pozos decían que eran los de mejor agua y en esa quebrada se cogían buenos camarones.  También se contaba que su nombre se debía a la aparición de una mujer rubia buscando agua.

El Farallón: este pozo se localizaba aguas arriba del de la Fula; su nombre se debía a la ubicación en la base de un gran barranco y muy cerca de un chorro de invierno, al costado de la casa de “Juan Chin”.

Las Margaritas: estaba localizado en los terrenos que hoy ocupa la Junta Comunal aguas arriba de la Quebrada Grande, muy visitado por La Tulivieja.

Los Pocitos del Bajito Morán: aunque no era tan importante, también se utilizaba sobre todo en invierno y se localizaba en el camino hacia la “Pez espada” y también lo asociaban con duendes.

La Coroza: se ubicaba en la parte arriba del pueblo en el camino hacia Quebrada Cabuya en terrenos de la Sra. Amada que después vendió a Toño Ramos.

La Chabela: se localizaba en la parte más arriba del pozo La Coroza, en el camino hacia la quebrada Cabuya, era muy popular y su camino estaba sembrado de Chabelitas.  De allí se mencionan los pozos para la gente de Juan Miguel, los que contaban con el pozo del Chorro, el de la Tiza y otros pequeños sin importancia.

Más arriba esta la comunidad de “Los Pozos” que solo el nombre nos da la idea de lo que allá se encontraba.

Como vemos, los pozos cumplían un gran papel para la comunidad y existía un ritual de limpieza para mantener la higiene y cumplir con las instrucciones de salud pública que aunque pocas, se seguían.

Una nota curiosa.  Los pozos se llenaban de parroquianos el Viernes Santo, para bañarse antes de viajar a cumplir con la procesión en Chame; ya que bañarse en el río estaba prohibido por la tradición y los niños aprovechábamos para recoger cornonzuelos (frutos del Espavé ), que justo en este tiempo, estaban maduros.

Hoy día el agua la tomamos en la propia casa y a pesar del gran salto progresista que se ha dado, un porcentaje alto de usuarios se niegan a pagar este servicio.  Y no solo esto sino que con la deforestación, muchas fuentes de agua, incluyendo el río, están extinguiéndose o amenazados.

El peligro de quedar como los vecinos de “Las Lajas”, aunque no lo crea es real y el agua subterránea, también se agota.

Una Charla bajo el Palo de Mango

Hace ya algunas semanas que me acerque al mítico “palo de mango” a saludar a los contertulios que allí se encontraban y entre esos tú y te pregunté: Hola Pachín y cómo estás? Me respondiste: aquí, como el que juega, pierde y vuelve a jugar. En realidad la respuesta da para muchas interpretaciones y yo, tomé la que a mi juicio era la mejor, la esperanza. Pero esta semana al llegar a Cabuya recibo la noticia de que habías partido a ese largo viaje que todos emprenderemos.
Esa noche me preparé un trago y en solitario activé el disco duro y empecé a desdoblar recuerdos de la infancia, cuando tú vivías en nuestra casa y mi papá se refería a ti como “mi otro hijo”. Yo era un niño, tú 6 ó 7 años mayor, pero nos mandaban a ambos a hacer los mandados correspondientes y así nos veían en la tarde a encerrar los terneros, en la madrugada a ordeñar (nunca aprendí), buscar leña, cargar agua, cargar ñame desde Tortuguilla; en fin, todo lo que los niños y jóvenes podían hacer sin que se considerara maltrato infantil.
Sabías Pachín que recuerdo? Las fiestas patronales de Chame. El día de San José nos mandaba a la procesión; nos íbamos a caballo por el camino del río hasta la casa del señor Quico Morán, para que no se cruzara a caballo la interamericana. A cada uno nos daban B/.1.00; .25ctvs para la limosna y .75ctvs para gastarlo. Después de caminar la procesión, ya casi de noche, emprendíamos el camino de regreso.
Era muy frecuente que en todos esos viajes se uniera Roberto Morán (padre) ya que por familiaridad,y pienso que por igualdad de edades, ustedes eran muy amigos.
Ese viaje de regreso para mí era todo un martirio, ya que los dos se unían para hacerme “buling”. Los cuentos de brujas, apariciones y muertos no paraban hasta llegar al pueblo. Me hacían quitar la ropa para que me la pusiera al revés y así evitar las brujas, yo rogaba que no se nos atravesara un “capacho” y venía rezando las pocas oraciones que me sabía.
Al día siguiente ya todo se olvidaba y volvía a seguirlos de rabo hacia donde fueran; y así iba aprendiendo la vida en el campo.
Sabes que recuerdo también? Cuando una de mis hermanas terminó su escuela primaria, papá vino a la ciudad; esos eran acontecimientos muy relevantes en la vida de una familia. El viernes regresamos a Cabuya y mi papá apuraba a Tom el de la chiva y le decía que apurara porque esa tarde el tenía que asistir a la ceremonia de su otro hijo en Chame y sabes Pachín, te cuento que yo sentía celos porque sentía que quedaba relegado a un segundo plano.
El tiempo siguió su curso y como dice Rubén Blades, creció el bigote y la responsabilidad y cada uno fue buscándose un lugar en la vida y arañando el porvenir.
Siempre me llamó la atención la innata habilidad que tenías para silbar; pocas personas podían como tu en esos tiempos, silbar una cumbia con todos los registros musicales y los arpegios, utilizando su boca como único instrumento musical. Después aprendiste a tocar armónica con la misma destreza que el silbido. Hace algunos años te regalé una, con el propósito de que te aprendieras y me tocaras un vallenato y sabes? que me lo quedaste debiendo.
Según la mitología pagana de los nórdicos, cuando un vikingo moría, iniciaba un largo viaje en una barca que en compañía de las valkirias sería llevado al “valhalla” donde en una gran mesa sería recibido por Odin, suprema deidad para ellos. El reunirse con Odin era para ellos una oportunidad tan magna, que ese viaje lo realizaban alegres y cantando hasta llegar al valhalla y se me ocurría que si tú tuvieras que realizar ese viaje, lo harías silbando alguna buena cumbia, ya que en ti se cumplía lo que decía 4:40, que hay un ruiseñor derretido en tu boca. Feliz y alegre viaje Pachiro.

P:D: No deseo terminar sin contarte un último comentario del “Palo de Mango”. Me contaba el Anón que en la madrugada del viernes soñó que dos veces le decían “párate que nos vamos”, pero no podía ver quien le hablaba. En la mañana la primera noticia fue la de tu partida y me comentó el Anón que probablemente fuiste tú quien lo invitaba a viajar, pero que si le hubieras aclarado sobre el viaje, el te hubiera solicitado solo un tiempito para comprar una pacha para el camino y te hubiera acompañado.
Desde el árbol de mango donde siempre evocaremos los recuerdos, estarás presente en tu pueblo y tus amigos.