De Fiesta con los Perros

 

Pasando las fiestas patrias en Cabuya, fui invitado el día 3 a cantar el himno en la escuela del corregimiento, invitación, que acepté con mucho gusto, ya que me críe con la costumbre de cantar el himno, aunque tuviera que caminar hasta el Parque de Catedral.

 

El acto escolar empezó con una alegre y entretenida “pelea de perros”, pero no las prohibidas y que antaño se realizaban en Panamá, sino las espontáneas que están presentes en todas las fiestas de los pueblos de nuestra geografía.

 

Así, entre los gritos de  susto de mujeres, gritos de tratar de sacar su perro del pleito, gritos de la muchachera y hombres arengando a los peleadores; se da inicio al acto, no sin que antes se escucharan los comentarios encontrados de muchos de los asistentes, mientras una señora dueña de varios de los perros salió con ellos para su casa y amarrarlos o encerrarlos.

 

A mi me pareció divertido el incidente y comentaba: “ella sabe que sus perros aquí formarían una trifulca, pero el otro año nuevamente se hace acompañar de los mismos canes”.

 

A lo largo y ancho de nuestros campos siempre habrá una historia de peleas de perro en las fiestas de pueblo.

 

Se imaginan ustedes en la procesión de San Miguel en isla del Rey, en calles que son veredas, con inclinación al mar de 20% de pendiente, igual que en La Palma de Darién.  Lo mejor es no tomar parte y a lo sumo tírele agua.  Aún recuerdo una procesión de San Antonio en Cabuya,en pleno mes de junio, una muchacha se metió a sacar su perro de una pelea y en el trajín se cayó y le pasaron por los cuatros costados.  Ningún perro la mordió; ellos estaban por pelear con otro perro, pero pasarían por encima de cualquier obstáculo y así la muchacha “con chachay de patronales” quedó con lodo hasta las orejas y se perdió la fiesta porque después de ese incidente empezó el “bulling” de todos los asistentes y fin de fiesta para ella.

Pero esto no solo pasa en el campo, ya que también lo he visto en el parque Omar y con otras  personas hablando sobre la educación que se le debe dar. Por favor, aunque usted los cría como “bebes” y desee adoptar o criar muchos perros pero evita y decide no tener ni adoptar un humano, los perros seguirán siendo perros y sus instintos son caninos,  aunque aprendan a no morder los diarios.

 

Las peleas de perro son además viveros de numerosas anécdotas que contribuyen a fortalecer la identidad de las comunidades.

 

Cuando niño yo viví en una vecindad y había una chica que tenía las piernas tan arqueadas que los muchachos le hacían “bulling” y le decían que a ella le cabía una pelea de perro entre las piernas; ¿se imaginan?

 

Lo cierto es y lo vuelvo a repetir.  No hay evento festivo o religiosos en los pueblos de la campiña, que no lleve incluido un evento camino de cualquier índole; porque si aparece una perra en celo, esa es otra historia pero con el mismo final y no queda otra cosa que tolerarlos y recordar que no son congéneres que es otro género que no es homo sapiens.Asi que tómelo con calma.