Un Día Memorable
A mediados del mes de enero, organizamos un paseo familiar al Lago Alajuela, saliendo de Salamanca en Colón, aprovechando que en ese brazo del lago todavía está hondo, como para salir en lancha.
Yo le decía a mi hijo que “ese paseo me gustaba mucho, porque es lo más cercano a mis ya distantes años de funcionario de RENARE, en la Cuenca del Canal.
Nuestro destino era alguna playa del Río San Juan de Pequení, ya que sabía que como íbamos en lancha, no podíamos llegar a la comunidad, pues a esa sólo se llega en piraguas.
Sólo hicimos salir al lago abierto y nos sorprendió un fuerte aguacero, casi igual a uno del mes de octubre, (afortunadamente, sin viento fuerte); una gran experiencia para aquel que nunca enfrentó un aguacero en una embarcación pequeña.
Al llegar a nuestro destino las sorpresas seguían impactándome. Me percaté que de manera inusual subían muchas piraguas hacia el cercano poblado de San Juan de Pequení y el motorista me dice, “es que hoy concluye la liga de futbol en Salamanca”.
Yo que conozco el área me preguntaba, dónde se puede jugar futbol en un lugar que al caminar para donde tú quieras, o vas, subiendo o vas, bajando? No hay terreno plano. Las piraguas cargadas de gente siguieron subiendo y entre ellas una que se me pareció a los buques que atraviesan el canal, cargados con miles de contenedores. Pero esta piragua iba sobrecargada de cajas de cerveza.
Mi hijo Boris que es muy inquieto, se fue hasta el pueblo para ver la inusual actividad. Se percató de que en efecto, en la cima del cerro había un pequeño plan y allí se realizaban los juegos de futbol y cada equipo llevaba su barra. Y vienen de comunidades tan distantes, como Chilibre y toda la transístmica o Gatuncillo.
Las piraguas seguían subiendo, a veces una tras otra, a lo que yo planteé que allá arriba debe haber un “bien cuidao” que acomode tanta piragua en un rio tan angosto.
El motorista me dijo: es que hoy se clausura la liga, ya que el lago está bajando y el
próximo fin de semana, ya no podrían subir hasta allá. El día transcurría bien soleado y acompañado de una suave brisa hasta que llegó la hora de emprender el regreso y así fue.
Con el viento a favor y un lago tranquilo y sereno, regresamos, admirando la belleza de una tupida selva de donde salían o se posaban garzas de variados colores, tucanes, Martín pescador y la cereza del pastel: un par de nutrias jugueteando en las aguas de la orilla, sin preocupación alguna.
El viaje hasta la ciudad nos dio solo el tiempo para llegar, cambiarnos y emprender camino hacia otro gran evento. En el Parque Omar se clausuraba el festival “Musicalion” y el tema de ese día era “Disco fever” con música de los años 70. Las graderías eran toda la colina que estaba frente al escenario y estaba abarrotado de personas cincuentonas o más. Fue una velada fabulosa, ya que la muchedumbre de manera desinhibida coreaba y bailaba todas las canciones.
Yo me decía para mí, qué hermoso es un pueblo cantando y bailando sin las preocupaciones de afuera. Esa noche disfrutaron sus minutos de fama, aunque a algunos mañana la columna o las rodillas les pase la factura.
Yo, por mi parte, concluía un día memorable, lleno de naturaleza y alegría, no solo corporal sino espiritual.
BLAS MORÁN
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