La pandemia nos Desnuda.
Son numerosos los escritos que resaltan los impactos pre, durante y post covid que está experimentando la humanidad. De la misma manera serán numerosos los libros y películas que ya se están produciendo sobre el tema; hasta un vallenato acabo de escuchar.
Pero es que cuando colocas a un Homo sapiens frente a un fenómeno inesperado, desconocido y violento como este virus, pone a prueba toda la experiencia vivida y acumulada y con ella, la educación recibida con todo el patrón de valores personales y comunitarios, que cada individuo atesora a lo largo de su existencia.
El covid-19 ha puesto tanto a personas, como a grupos y comunidades, a dar muestras de solidaridad no vista antes; pero también ha sacado lo más mezquino y ruin del ser humano y lo ha puesto al descubierto.
Hoy deseo compartir con ustedes, dos casos que me han remecido la conciencia.
Recién empezó la pandemia y aun en América se contaban muy pocos casos; China muy responsablemente sacó del país una treintena de estudiantes panameños que quedaron varados en ese país.
Estos estudiantes pasaron una cuarentena, no solo antes de salir de China, sino en todos los lugares donde hicieron escala antes de llegar a Panamá.
Cumpliendo normas internacionales debían cumplir una cuarentena al llegar a su país y el gobierno dispuso que se alojaran en el Colegio de Pacora, ya que los colegios estaban cerrados. Solo serían catorce días para que luego cada uno fuera a sus respectivas casas.
Grupos de la comunidad se opusieron y cerraron la entrada al Colegio, pidiendo que se los llevaran lejos de allí. Me llamó la atención un grupo de señoras de la parroquia de esa comunidad, que comentaba que “ellos rezarían por todos esos estudiantes, pero que se los llevarán lejos”. Me vino a la memoria el proverbio chino que dice: “Gastan tanto tiempo en hacer el bien, que no les queda tiempo para ser buenos”.
De eso ya pasaron varios meses y los estudiantes estarán en sus respectivos hogares, mientras que en Pacora, todo el grupo, incluyendo a las señoras que pidieron que sacaran a los estudiantes del colegio, estarán confinados cada uno en su casa, ya que Pacora está entre los corregimientos con alto número de casos positivos y que no vinieron de China sino son locales, llevados por sus familiares y vecinos. Pacora cuenta hasta hoy un acumulado de 1400 casos positivos y hoy 7 de julio tuvo 29 casos positivos en un solo día.
El otro caso es en Cabuya, mi pueblo. Aquí se cuenta con un Subcentro de Salud, atendido por una auxiliar, que hace las veces de enfermera, doctor, trabajadora social, etc, etc., atiende en el Centro, pero me ha tocado ver cómo la buscan a su casa en días festivos, de noche y a cualquier hora, para atender infantes, adultos mayores en sus casas o acompañarlos a San Carlos o Chorrera. Durante esta emergencia, todo este personal está expuesto y el riesgo de contagio es alto.
En una de las tantas campañas que realizan en el distrito, varios miembros del equipo de salud fueron contagiados del covid-19, entre ellos, la auxiliar del Subcentro de Salud de Cabuya y a consecuencia de ello, un grupo afortunadamente pequeño de moradores, armaron un “aquelarre” contra la funcionaria y poco faltó para pedir una “hoguera”.
La ignorancia es atrevida y si se salpica de malas intenciones, puede llegarse a acciones que bordean la iniquidad.
Yo no tengo la menor duda de que la funcionaria saldrá bien librada de esta terrible experiencia lo más pronto posible y regresará al sub-centro de salud a atender la cantidad de niños que allí llegan para luego salir a buscar las medicinas de todos los adultos mayores, para que no se expongan, incluyendo los familiares de los que ahora querían desterrarla. Solo resta desearle pronta recuperación y agradecer su comprensión, solidaridad y dedicación que así se hace patria.
Actitudes como las presentadas se han repetido a lo largo y ancho de los continentes y no solo a nivel de personas, sino de países, en contra de otros más débiles y si a ello le sumamos la corrupción en todos los niveles, también a nivel de país nos daremos cuenta, que esta pandemia nos ha desnudado a todos y expuesto al sol lo bueno, lo malo y lo feo que llevamos adentro.
Ni las iglesias se han escapado de este virus con corona.