Un tango en Cabuya

 

Las festividades del 28 de noviembre en Cabuya de Chame siempre han sido muy variadas, vistosas y muy concurridas.  Siempre me ha llamado la atención que un pueblo de escasos 2000 habitantes reúna en un solo día, más de 40 colegios procedentes desde Veraguas, hasta Chepo, incluyendo ahora varias bandas independientes en un desfile.

 

Desde hace tres años (saltando los años de pandemia) se presenta un festival de música folclórica latinoamericana y este año se llamó internacional, porque incluyó un grupo folclórico italiano, compuesto por adultos mayores que con vistosos vestidos regionales bailaron entre otros bailes alegres tarantelas.  La delegación de Argentina en esta oportunidad, incluía entre su presentación un grupo de bailarines de tango; además de la música folclórica del norte que tiene bastante relación con la música andina de Chile, Ecuador y Perú.

Lo que quiero compartir con ustedes es lo siguiente; a diferencia de la mayoría de los grupos folclóricos que estaban compuesto por artistas folclóricos, (no eran profesionales) el grupo de tango eran bailarines profesionales y estudiados, su presentación fue espectacular.  Lo novedoso fue lo que presentaron a continuación.  Lo llamaron “El tango Moderno” y presentaron dos tangos, cambiándole los “tiempos y compases” (no tengo ni idea de música, disculpen) y la música y letra cantada a un ritmo más rápido, semejándose a una suerte de reguetón bailado como tango, pero más rápido.

 

Para un gardeliano amante del tango como yo, el choque fue inmediato, pero debo agregar que los movimientos y  los pasos iban acorde con la música y la letra encajaba perfectamente.

 

La presentación concluyó y yo me fui a casa y hasta hoy he estado meditando sobre este tango que se abre camino en el siglo XXI y amenaza incluso sin perder su esencia, tomar acordes de patrones rítmicos como el “Den bow” y arroparse incluso con el reguetón, pero es que ambos tienen orígenes muy similares.

 

El tango nació y creció de los antros y lunfardos de Buenos Aires, pero con profundas raíces africanas y antillanas que se inmortalizaron en las milongas y los candombes.

 

“Voy a hacer un aparte en el escrito para añadir otra anécdota de ese día.

 

Al finalizar el paso de las bandas independientes el desfile cerraba con una comparsa del pueblo que sale en carnavales, pero que después de la pandemia sin invitación salieron;  sin ropas vistosas

 y con organización espontánea, formando una “batucada” compuestas de distintos tambores, güiros y diferentes percusiones y entraron hasta el salón donde se presentaría el Festival Folklórico.  A los bailarines varones del grupo de tango les gusto tanto la batucada que todos se incorporaron a la comparsa y empezaron a bailar con saltos y brincos diferentes a los nuestros, pero con el ritmo; y al finalizar se abrazaron con los demás participantes y escuché cuando uno comentaba “es un candombe carnavalero”.

 

Volviendo al tema que nos ocupa, el tango tomó patrones rítmicos de otros géneros como La Habanera cubana, viajó a Francia y de allá regresó a la Argentina “con gomina en el pelo y clavel en la solapa “dispuesto a entrar a los grandes salones y a la aristocrática sociedad de Buenos Aires.

 

Hace ya algunos años el maestro Rubén Blades sacó un disco con varias de sus canciones conocidas con arreglos específicos para tango y ganó incluso un premio, pero siento que de todos sus discos, que son muchos, este es de los menos escuchados y los pocos argentinos que lo escucharon fue para criticarlo severamente, pero es que resulta que para los legos como yo, escuchar a Pedro Navaja y Paula C en ritmo de tango como que NO.  Pero según los entendidos, los arreglos musicales eran perfectos como para merecer reconocimiento, pero no para bailarlo.

 

Esto me recuerda un pasaje de hace mucho tiempo, ya que este problema históricamente se ha dado incluso con los clásicos.

 

Cuando usted escucha o habla de valses automáticamente su referencia son los Straus y toda la familia que compuso ese género musical, pero Chopin también compuso valses de singular belleza, pero en ese tiempo fue acerbamente criticado porque los valses de Chopin no eran bailables porque llevaban muchos “codos” (No tengo ni la remota idea de que es un codo en una pieza musical.

 

El tiempo ha pasado, las críticas bajaron y cada música fue ocupando su lugar y los valses de Chopin con toda su belleza son apreciados en grandes conciertos de piano y los de Straus aún se bailan hasta en los 15 años pueblerinos.

 

Entonces en el caso del tango, este género se ha identificado con tantos otros géneros en su música, como en su métrica.  No me extraña que incursione en otro nuevo porque esa es una característica del homo sapiens y por eso conquistó la tierra.

 

Puede que a mí y a mis coetáneos nos cause algo de escozor, pero nosotros ya vamos de salida y los que vienen después quizás no han nacido..  Mientras, busquémosle la comba al palo y seamos buenos espectadores allí donde no podamos ser actores.

 

Concluyo con esta reflexión: asistí a un evento cultural con la idea más bien de distraerme en un día festivo como el 28 de noviembre, pero jamás me imaginé que iba a aprender tanto y retirarme con tantas expectativas y precisamente en temas donde mi ignorancia es supina.  

 

Fue un gran momento y ojalá el próximo año pueda repetirse, porque eso es cultura.