Cosechando Marañones

 

Desde mi encierro en Cabuya y revisando un poco las redes en busca de novedades, encontré fotos de mi amigo Jacques, presentando su cosecha de marañones y anunciando la próxima “chicha” que prepararía con la parte blanda, para no llamarla  “pedúnculo carnoso” que fue el término que confundió al Gral. Torrijos (esa anécdota ya se las conté en mis primeros escritos).  Como las fotos traen recuerdos y los recuerdos traen anécdotas, me llegó una que deseo compartir.

Haciendo turismo en Argentina, participé en una ruta del vino en la provincia de Mendoza, donde participé de una cata y tomé algunas “clasecitas” con un “sommelier” quien nos fue llevando por distintos tipos de vino y descubriendo hasta donde tu paladar te diera, los distintos buques y sabores que podrías encontrar.  Eso no es un trabajo fácil, por algo se paga muy bien y no cualquiera puede ejercerlo.

Mi experiencia fue con el último vino; uno nuevo que tirarían al mercado en la próxima temporada.  Buscando el sabor a frutas que nos indicaban para mi fue muy claro un sabor a marañón, yo me atrevería a decir que sentí un poquito lo astringente de la fruta.  El problema fue explicar de qué fruta se trataba, ya que di como tres nombres y cada uno lo conocía con otro nombre, menos marañón y el nombre en inglés se refiere a la nuez y referencias del sabor de la parte carnosa era más que desconocida en ese momento.

Me río del incidente, ya que momentos antes yo había tenido que preguntar a qué fruta se referían, cuando mencionaban “chabacanos”.

Lo cierto es que mi amigo Jacques tuvo una buena cosecha de marañones, mientras que yo a menos de 20 minutos por carretera, ya tenemos tres años que los árboles no producen, producto de la plaga que a nivel general está atacando a estos árboles.  Por qué ocurre esto? Ya lo expliqué también.  Estamos en dos zonas de vida (ecológicas) distintas.  Jacques vive en Las Lajas en la parte de bosque seco tropical y yo en Cabuya en el húmedo premontano.

Los insectos van a preferir para vivir, donde más humedad van a encontrar; entonces estando tan cerca se vienen hacia esta zona de vida y dejan libre la otra donde Jacques puede cosechar marañones y disfrutar de un refresco que para nosotros casi es un lujo.

Blas Morán

Me Botó la Bruja

Era una mañana de mayo y el invierno ya se había anunciado con algunos aguaceros y las chorotecas o capisucias nos despertaban con su melancólico canto, pero que también avisa que pronto saldrán sus polluelos a volar y por lo tanto tenemos que compartir los nances que ya empezaron a caer.

 

Enilda con tres compañeras habían programado ir temprano a recoger nances en unos árboles que para tal efecto, ya habían limpiado en el camino que cruza la Quebrada Grande en un lugar conocido como Las Margaritas.

La salida se retrasó porque Juana andaba haciendo un mandado en la tienda de María Singh por la parte de arriba del pueblo.

Bueno, Juana y por qué te demoraste? Le preguntaron las amigas.  Es que en la tienda estaba la señora Petra y no permitía que me atendieran antes que a ella.  Allá tuve una pequeña discusión por eso, pero vámonos ya, que aquí traigo mis cosas.

Las cuatro amigas salieron como a las 10:00 a.m. rumbo a Las Margaritas a recoger nances.

 

Todo transcurrió bien, hasta casi la 1:00 p.m. que una de ellas dijo: Bueno, yo ya tengo un galón y el tiempo se está nublando, así que yo creo que mejor nos vamos.  Si, dijo Eny y es mejor que crucemos la quebrada antes, no sea que nos ataje.

Las cuatro mujeres salieron de regreso y cruzaron la quebrada rumbo a sus casas.  Una de las muchachas dejó en el hueco de un palo de jagua, un cartucho de plástico por si regresaban otro día y siguió a las amigas, que ya se le adelantaban.

Caminaron como 20 minutos y de pronto la que va adelante dice: oigan, yo creo que este no es el camino, pero que raro, yo seguí la misma dirección por donde vinimos.  Tú estás loca y nosotras tontas por seguirte, mira como nos has perdido; espera, que yo voy a ir adelante.

Así ocurrió y el grupo se puso en marcha nuevamente, pero la chica que iba atrás se dio cuenta de algo que le llamó mucho la atención.  Estaban justo frente al árbol de jagua y en el hueco estaba el cartucho.

El cotilleo continuó y seguían molestando a la primera guía que había perdido al grupo, pero por suerte ahora la que guiaba ya conocía bien el camino porque ella venía por ese lugar hasta el trapiche del tio Gule.

Nuevamente caminaron casi 20 minutos y de repente la que va adelante se para y dice: Esperen, yo creo que tomé otro camino y nuevamente la que iba atrás ve nuevamente el árbol de jagua con el cartucho en el hueco, pero esta vez se asustó y se agarró de Enilda y le dice, estamos caminando en círculo, nosotras empezamos aquí donde yo guardé este cartucho.  Todas se apiñaron y Enilda se paró y dijo: yo voy a ir adelante.  Los brujos nos están perdiendo; esperen que voy a orar.

 

Con gran determinación se apartó unos minutos, oró en silencio y luego con valentía dijo: vámonos y vamos a ver si a mí me vas a perder vieja pendeja.

El regreso a casa se dio en silencio, pero sin tropiezos.

 

Al llegar al corotú que está frente a la Cruz del pueblo, se cruzan con la señora del conflicto en la mañana que les dijo: Hola y cómo les fue de cosecha?  Se demoraron bastante no?

 

Enilda que iba adelante le dijo: No, decidimos venir hasta ahora y usted de dónde viene?  Yo vengo de Quebrada Grande que estaba lavando, dijo la señora, a lo que le respondió Eny, si pero que raro usted no trae ropa lavada.  No yo la mande adelante, respondió nuevamente.  No hubo más comentarios y al llegar el grupo de mujeres al mango calidad del centro del pueblo les dice Enilda: ya se dieron cuenta ustedes de quien fue la que nos perdió?  Pero se jodió, contra la “magnífica” no pudo.

El recoger nances siempre ha sido una actividad que se presta para tertulias pero es mejor ir preparada no sea que le toque rezar la magnífica y si no se la sabe? Estará en problemas.

Blas Morán

Cuentos de Camino, un Viernes Santo

No existe fecha en los pueblos, de la que se desprendan más historias, cuentos y mitos, que de la Semana Santa; y estos cuentos crecerán contigo y te acompañarán a lo largo de tu vida y en algún momento tú también se lo referirás a un hijo o como en mi caso a un sobrino.

Para todos los niños del pueblo el Viernes Santo era una fiesta donde uno se preparaba con anticipación, ya que todos iríamos a Chame a visitar la iglesia y caminar la procesión del Santo Sepulcro.

El único problema era que nadie tenía vehículo y la única “chiva” que entraba debía realizar tres viajes para llevar a las personas a Chame y tres viajes para regresar a la 1:00 p.m. cuando entraba la procesión.  Si perdías el tercer viaje, te tocaría regresar a pie desde Chame, hasta el pueblo, por camino de caballos y a esa hora les puedo asegurar que no era nada agradable.

Mi tío, tan devoto como los demás, pero a su vez, apegado a las normas con que había crecido, iba a toda las ceremonias a Chame, pero a caballo.  “Así cuando yo quiero irme me voy sin esperar ninguna chiva”.  Tú tienes caballo, por qué tienes que esperar una chiva?  Ya estás en edad de andar en tu caballo; ensíllelo y vámonos para que aprenda cómo es la cosa.

Para un niño de diez años una experiencia como esa no deja de ser alucinante y de la mano de una persona con tanta experiencia, había que aprovecharla.

No tardé mucho en colocar la montura al caballo y me arreglé con toda las “togas” que un niño podía ponerse para ir a un acontecimiento como la procesión de Viernes Santo en Chame.  Me puse además un suéter para abrigarme del frío que pudiera hacer en el camino y cuando el reloj marcaba las 6:00 p.m. emprendimos nuestro viaje, no sin antes escuchar la advertencia de mi tío: Debemos ir temprano, para agarrar todavía algo de luz en el camino; hoy es un día especial y el maligno ya debe andar rondando.

Esta primera advertencia me llenó de expectativas, pero no dije nada.

Los caballos avanzaban así como también avanzaba la noche y cubría de negro el cielo y el entorno, puesto que ya harían como tres noches oscuras, así que la luna saldría bastante tarde.

A las siete de la noche estábamos amarrando los caballos en casa de un pariente que vivía antes de cruzar la interamericana y seguimos a pie hasta entrar al pueblo y mezclarnos con la muchedumbre que llenaba las calles del pequeño pueblo y nos abrimos paso hasta llegar a la iglesia.

La iglesia a esa hora, estaba repleta de gente que entraba y salía cada una con una motivación diferentes, pero toda relacionada con la fecha.

Para unos muy devotos habían llegado desde temprano, para escuchar el sermón de las siete palabras, arrodillarse frente al monumento y acompañar en procesión al Santo Sepulcro.  Otros aprovechaban la ocasión para llevar velas moradas, tomar agua bendita y llevarse algunas flores del Santo Sepulcro para a las 12 de la noche, preparar conjuros con distintos propósitos.  Para los jóvenes era un buen momento de ir conociendo amistades y si era posible ligar con alguna pareja, aunque fuera dentro de la iglesia.

Yo me mantenía atento a las instrucciones de mi guía, quien me iba presentando a medio mundo de los conocidos que se iba encontrando, hasta que llegara la hora de la salida de la procesión, que con su tradicional paso de tres para adelante y dos para atrás, hacía que este proceso fuera no solo lento, sino cansón

Lentamente el tiempo fue avanzando y entre los desafinados compases de una banda y los lamentos o sonidos guturales de un miserere, la noche fue cubriendo con su manto a todos los penitentes y feligreses, mientras una leve brisa más bien fría penetraba los huesos y hacía que el caminar se tornara en penitencia.

Ya cuando el reloj llegaba a las 11:00 el sueño, el frío, el cansancio y el aburrimiento hacían presa de mí, tomé valor y le digo a mi tío: ya la procesión está próxima a entrar, por qué no nos vamos?  Sin vacilar ni un instante me contestó: no podemos, no ves que Cristo está muerto y a las 12 exactas el demonio sale a celebrar su triunfo.  Entonces esa hora no nos puede encontrar en el camino, debemos esperar que pase.

Esta parte de historia no me la habían dicho antes de venir, de seguro que no hubiera venido y ahora yo quería regresar en la chiva, pero que hacía con el caballo?  Todo el cansancio y el sueño se me quitó, solo me quedó el frío que me quemaba los huesos y una grave aprensión que más bien era miedo.

Cuando la procesión se oriente hacia la entrada nos vamos; así cuando sean las 12, ya estaremos tomando los caballos y dirigiéndonos hacia la casa.

Ya no sabía si me quería ir o esperar, pero la noche pasara pero esta siguió y eran las 11:30 cuando mi tío me dijo: vámonos, que la luna está alumbrando; eso nos ayudará, llegamos hasta donde dejamos los caballos, los arreglamos y partimos.

La luna que tanto me agradaba para poder jugar de noche, ahora la sentía como una macabra cómplice que hacía que cualquier arbusto con su ayuda proyectara una sombra que se acercaba hacia nosotros.  Por nuestra frente nos cruzaban los murciélagos a los que siempre había tenido miedo, pero que ahora al resplandecer con la luna se tornaban terroríficos.

De pronto del suelo se levantaron varios pájaros que con la luz de la linterna de mano de mi tío se le veían los ojos rojos como encendidos.  Yo me sobresalté y mi tío al verme así me dijo: no temas esos son capachos, esos pájaros no hacen daño a las personas; lo malo es que ellos son mensajeros de las brujas, por eso siempre están por los caminos, no vuelan alto y avisan a sus dueñas quiénes se acercan.

Yo guardaba un hermético silencio mientras mi tío seguía hablando; ya pasaron las 12, pronto vamos a bordear el río y pasaremos junto a varios árboles de higuerón y es por ese lugar donde yo no quería que me dieran las 12.  No me pude contener y solo le pregunté, por qué? En esos árboles han ocurrido muchas cosas y todos los viernes Santo hay que cuidar de no estar cerca de ellos a las 12 de la noche.

Dicen los viejos que cuando crucificaron a Cristo y murió, el demonio salió a celebrar el triunfo del mal sobre el bien y que justo cuando iban a ser las 12 de la noche, se paró bajo un frondoso árbol; pero sentía la necesidad de ser adorado y le pidió al árbol que le bañara con flores y el árbol le dijo: no puedo, yo no tengo ni flores, ni frutos para ofrecerte y el demonio le dijo: bueno, eso para mí no es gran problema, a partir de hoy tú florecerás con las flores más olorosas y hermosas que hayan existido, pero solo podré verlas y admirarlas yo y los que a mí me adoren.

Al instante el árbol de higuerón se cubrió de flores que abrieron y despedían fuertes aromas a azufre y mirra, que atrajeron miles de luciérnagas y cocuyos que hacía que las flores brillaran como si fueran de luces, cientos de murciélagos volaron alrededor del maligno y negros cocorrones volaban entre las flores y chupaban el néctar que en ellas había.

Todo se hacía en torno a la figura y el trono que se había construido el demonio para ser alabado esa noche, ya que a la una él debe regresar a las profundidades del averno y desaparecer quedando solo la fragancia diabólica de las flores del higuerón y si te toca estar a las 12 bajo un árbol de estos, automáticamente te transformas en demonio y nadie te vuelve a ver.

El higuerón es tan celoso de su trabajo y su función, que no permite que otros árboles estén cerca de él y poco a poco los va envolviendo y se los va comiendo y es por ello que uno puede ver e incluso coger sus frutos, pero nunca sus flores, estas solo salen el Viernes Santo, a las 12 de la noche.

Pero alguien ha visto esas flores alguna vez? Le pregunté, ya te dije que solo los adoradores de Satanás, así como nosotros estábamos en una iglesia y escuchamos misa, nos salvamos.  Ellos y una que otra bruja viene a un palo de higuerón a adorar al diablo este día.  No te quise decir nada, para que no miraras para arriba, pero acabamos de pasar los tres palos de higuerón y sentiste el olor a mirra todavía? 

No contesté pero de seguro que cualquier cosa que yo hubiera sentido, iba a decir que me olía a mirra, aunque nunca la hubiera olido.

Para variar un poco la conversación, le pregunté y fue allí que las brujas tenían su fiesta?  No era fiesta, ya te dije que hoy es un día muy serio también para ellos era día de adoración.  Por algún motivo las brujas si llegan allí a bailar y fiestear, es cuando un domingo cae en día 7.  Si y eso por qué?  Ese día bailan desde las 12 hasta el amanecer y van llegando y trayendo cada una ingrediente, prenden una fogata, colocan un caldero con agua y a la que le van añadiendo: 6 murciélagos de cueva, 6 serpientes barrigueras grandes, las cabezas de 6 capachos y la cabeza de un macho cabrío.  Todo esto mezclado con hojas de higuerón y otras yerbas y otras cosas que mientras se cocinan, saltan y brincan cantando: lunes y martes y miércoles 3, jueves y viernes y sábado 6 y domingo y domingo 7, domingo 7, domingo 7.

Este aquelarre se extiende hasta que esté el potaje, todas beben hasta embriagarse y dicen que esta ceremonia les da vitalidad y poder para desarrollar su arte con mayor fortaleza.

En realidad, escuchando toda esa historia, el tiempo se me fue más rápido que el de la procesión y nos acercábamos al río que por lo menos a mí me decía que estaba en terreno conocido y sobre todo, abierto y bien alumbrado, ya que la luna se veía ahora hermosa y no sabía si es que estaba en el cielo o salía del inmenso espejo que era el charco del río.

Los caballos se aligeraron y en la cantarina corriente hundieron el hocico y empezaron a beber agua hasta calmar su sed.  Nuevamente me comenta mi tío mira, la luna está en la mitad del cielo, eso quiere decir que la marea está honda.  Sí? Cómo sabe?  Aprende esto…Luna en medio cielo, agua en los esteros.  Este es el momento en que los pescadores van a levantar los trasmallos en los esteros, para atajar los peces.  Otro día te explico mejor eso, ya estamos llegando a casa.

La verdad que ese Viernes Santo aprendí lo que nunca hubiera aprendido en la chiva, pero de seguro en un viaje en chiva jamás hubiera sentido el miedo y la sensación de estar tan cerquita del inframundo y sus habitantes, como ese viaje a caballo para llegar a Chame un Viernes Santo..

Ing. Blas Morán.

Marzo,2019.

La Puntualidad Alemana

 

Cuando se habla de Alemania, casi que todo el mundo destaca el orden y la puntualidad que los caracteriza en todas sus actuaciones.

Hoy quiero compartir con ustedes, una recién experiencia.

Nuestro viaje salió de Panamá a las 7:00 p.m., por lo que pasamos toda la noche de vuelo y como yo no puedo dormir en los aviones, me tocó ver dos películas y el resto escuchar musicales hasta llegar a Frankfurt a las a las 9 o 10, ya no recuerdo.  Llenos de entusiasmo salimos a conocer Frankfurt hasta las 9 de la noche que tomaríamos el autobús que nos llevaría a Praga.

Todo transcurrió con normalidad y a las 8:30 estábamos en la piquera, a la espera de nuestro autobús de la línea Flix Bus, que es una plataforma similar a UBER, pero de buses.

Una llovizna intermitente nos dio la bienvenida, acompañada de una brisa otoñal que penetraba hasta los huesos y así llegó las nueve, las diez y las once, como la canción de Joaquín Sabina y el bus no apareció.

Nuestro guía apenado y preocupado se resistía a aceptar lo que estaba ocurriendo y prefería esperar un poco más, hasta que el grupo lo conminó a buscar una alternativa y regresar al aeropuerto, donde había asientos, wifi y  calor.

Se contrató otro bus que saldría a las 6:00 a.m., así es que me tocó otra noche sin dormir.

A la mañana siguiente que el guía llamó a la plataforma para reclamar, le dijeron que el bus había llegado un poco antes y al no ver a nadie, se fue.  Una respuesta tercermundista pura y dura.

Esta fue nuestra experiencia de entrada a la ordenada y puntual Alemania.

El segundo bus llegó puntual y empezamos nuestro largo viaje hacia Praga, pero antes, pasando por varias ciudades de Alemania, en la que destacó Niuremberg, que se me pareció mucho a Stutgar en lo ordenada, limpia y también diseñada, que sorprende.

Entre ciudad y ciudad se fueron deslizando caseríos, poblados y grandes extensiones de terrenos ya cosechados, preparados esperando el invierno y bosques de abedules que se habían desnudado o vestidos de amarillo y naranja; semejaban proferir un gran bostezo para ir a dormir.  Mientras que los pinos y abetos intensifican su verdor y todas las ramas se dan a la tarea de proteger las yemas terminales y los primordios florales que harán eclosión en la próxima primavera.

Todo se combinaba para apresuradamente prepararse para lo que pronto vendría; el invierno y pensaba yo, a tantos kilómetros de mi casa ¿estaré en mi otoño preparando la llegada del invierno? Y ¿existirá una primavera después del invierno?

Todo discurría ante nuestros ojos, iluminado por un sol matutino que se abría paso entre espesas nubes y cada trozo de paisaje era en realidad una postal que me fue borrando el disgusto y la horrible experiencia de nuestra llegada, pero con la nariz pegada al vidrio de la ventana reflexionaba sobre los inconvenientes de encasillar los lugares y ponerles cliché para bien o para mal.

Si a mí me dicen que en Alemania con una sociedad ordenada y seria me ocurriría un percance así, hubiera dicho que no.  Eso solo ocurre entre nosotros, paisitos del tercer mundo.  Pero qué ironía, me tocó a mí comprobar que todos somos Homo sapiens, aunque ellos tengan 2% de nandertalis que parece hacer la diferencia.

Apareció una Luciérnaga

 

Este pasado fin de semana, estando en Cabuya, donde la luz se va no solo los fines de semana y si no, qué les parece la estadística esta: A 10 días del nuevo gobierno la luz se había ido durante siete días en períodos mayores a 5 horas.  Esa fue la bienvenida.

Bueno, pero lo que quiero comentar es otra cosa.  Después de un torrencial aguacero, la luz se fue y el pueblo entero quedó en una oscuridad total, ya que hasta la luna se encontraba ausente.

Por varios minutos me dediqué a contemplar la oscuridad absoluta, la cual fue interrumpida por una pequeña chispa de luz que se prendió y se apagó.  Se trataba de una luciérnaga.  Una triste y solitaria luciérnaga en todo el pueblo donde en mi niñez, yo me deleitaba viendo en las noches de las vacaciones de medio año, al pueblo entero adornarse con los destellos de miles de luciérnagas.

Medio siglo después, nos enteramos que a nivel mundial, las luciérnagas están desapareciendo, debido a la contaminación y a la reducción de hábitat; pero no sólo son las luciérnagas; también están las abejas y otros insectos y con ellos varias especies de plantas que ellos polinizan y por allí va una cadena de deterioro, causado por el hombre y su ambición.

Volviendo a las luciérnagas, estos insectos son cocorroncitos y los únicos que tienen alas y pueden volar son los machos, ya que las hembras permanecen enterradas en el suelo.

Durante los meses de agosto y septiembre inicia la época de apareamiento y el macho aprovecha las noches oscuras para emprender un vuelo y frotar las escamas que tienen en el bajo abdomen, produciendo luminiscencia a voluntad, para atraer a la hembra que a través de sus antenas emitirá unas ondas y desprendiendo feromonas, le avisará que está disponible para iniciar la cópula.

La vida de la hembra sólo durará hasta que ponga los huevos en la tierra, por lo que la mayoría de las veces no ingiere alimento alguno.

Los lampiridos (lampyridae) son una gran familia de cerca de 2000 especies en todo el mundo y viven en los lugares húmedos y bosques espesos, por lo que se les utiliza como indicadores de la salud de un área boscosa, ya que al desaparecer este ecosistema, también desaparecen las luciérnagas.  Evitan también los lugares urbanos y con exceso de luz eléctrica, ya que impiden el ritual de apareamiento y es por ello que ya en Cabuya no se ven luciérnagas o solo se ve una como me ocurrió.

¡Yo me pregunto! Qué le pasaría a esa luciérnaga? Qué la motivaría a estar sola en la inmensidad de la noche, buscando algo que de seguro no encontró.

Sabían ustedes que la luz eléctrica de los bombillos son responsables del 5% del calentamiento global y que gracias al sistema copiado a las luciérnagas de escamas en el abdomen, han aumentado hasta 50% la luminosidad en las luces led y reducir la huella de carbono. Mientras escribo estas líneas, en el cana DW de Alemania pasaban un documental sobre granjas de insectos que ya se están poniendo de moda en Europa y no son “caprichos” o rara costumbre de chinos.  Son insectos criados en condiciones de limpieza para la extracción de sustancias medicinales y para la producción de proteínas de alto valor nutritivo en pequeños espacios y con costos muchísimos más bajos que una granja de vacunos o porcinos.

Pareciera contradictorio y por demás irónico.  Por un lado se avanza en la investigación sobre las posibilidades de alimento y medicinas, utilizando insectos y por otro lado el propio hombre ha eliminado y sigue eliminando insectos benéficos al envenenar las fuentes de agua y el resto del ambiente donde viven los insectos.

¿Pensar que los insectos están en el mundo mucho antes que el hombre y le han servido y ayudado en muchos casos a lograr el desarrollo que ha alcanzado; sin embargo, hoy día se ven amenazados por el egoísmo y la ambición humana.

Cuándo aprenderemos, que al eliminarlos, también eliminamos las posibilidades de  vida del propio hombre.

Cómo Nace una Idea

 

Hoy, tengo la obligación de compartir con ustedes una pequeña historia que para mí y para mi pueblo Cabuya, resulta trascendental.

Este año, para mi cumpleaños tuve la grata visita de un grupo de amigos y compañeros de trabajo de un exitoso proyecto conocido como “Madeleña”.

La reunión no solo sirvió para celebrar, departir y alegrarnos con la música de Celso Quintero y su violín, sino que fue oportuno para debatir sobre la actualidad forestal del país, las carencias en la investigación y la extensión agroforestal.  Esto dio origen al “Manifiesto del Palo de Mango”, documento que fue elevado a las autoridades entrantes en la administración y organismos no gubernamentales, nacionales y regionales.

Al hablar del palo de mango nos referíamos al legendario árbol de mango “calida” que se yergan como ícono de la comunidad y que guarda con su sombra, recuerdos de las reuniones del Cholo Guerrillero Victoriano Lorenzo, hasta las tertulias cotidianas de los cabuyanos.

Los muchachos” de madeleña se tomaron una foto para el recuerdo, pero además lanzaron la idea de que este árbol fuera declarado Monumento Natural del corregimiento y se colocara una estatua del Cholo Victoriano, además de la placa que actualmente se ubica en el tronco del árbol.

La idea fue tomando fuerza y se procedió a preparar una nota consulta para la comunidad y en menos de medio día, ya se habían recabado mucho más de 100 firmas.

La nota se elaboró formalmente para realizar la solicitud a la Junta Comunal, expresando la solicitud y el fundamento legal en que ésta se basaba.

Dicha solicitud fue acogida y además se elevó al Concejo Municipal para su refrendo.

Esto no solo quedó aquí; la idea y el hecho concreto fueron planteados al Decano de la Facultad de Agronomía, con la solicitud de realizar un saneamiento total del árbol y una poda de rejuvenecimiento. 

La idea gustó tanto, que contamos con la asistencia técnica de la Facultad de Agronomía, para esta labor.  Es bueno aclarar que este sería el primer árbol en todo el país, declarado “Monumento Natural con interés histórico” con fundamento en la Ley 21 de 1997.

A través de estas líneas nos hacemos eco del reconocimiento del pueblo de Cabuya hacia el grupo de madeleña que nos dejó la idea que fue creciendo y que ojalá sea para muchos, muchos años.  Muchas gracias.”  Quien construye sobre ideas, construye para la eternidad.”

Y de mi parte, amigos ¡Que cumpleaños  más feliz, sigue siendo el de este año, Gracias a ustedes.

Darién, Imagen y Proyecciones

Para todos los que han leído mis escritos y comentarios, saben del gran aprecio y profundo agradecimiento que siento por la provincia de Darién, por todo lo que en ella he aprendido.  Resulta que en la pasada Semana del Libro adquirí el libro “Darién, Imagen y Proyecciones” más que nada, porque quien lo escribió era muy amigo de mis tías que eran educadoras y miembros activos  del Magisterio Panameño Unido y de niño yo les escuchaba hablar y atender a su amigo “Lolo Méndez”, Teodoro Méndez, darienita de pura cepa, nacido en el Real y luchador incansable por su provincia.

Lolo Méndez nos presenta en su libro, aspectos tan diversos y de manera tan coloquial de su provincia, que no me equivoco al plantear, que este libro debería ser lectura obligada para todo darienita, tanto ancestrales, como los originarios por migraciones internas y/o externas.

De seguro que su lectura fortalecerá la identidad como darienita y reforzará el conocimiento de la historia de Panamá como país.

Darién es la provincia con mayor extensión territorial y menor densidad poblacional y además la más distantes mentalmente para las autoridades y por ende, la más atrasada y olvidada social y económicamente.

En Darién conviven todavía en la actualidad, una cultura primitiva de recolectores de la naturaleza, con un incipiente pero atrasado desarrollo de la agricultura y una reciente impronta de colonización silvo-ganadera con tecnología moderna totalmente desconocida para los darienitas autóctonos.

Entran también lo numerosos incidentes por acaparamientos ilegales de extensiones de terrenos tan grandes como la provincia de Herrera para la especulación minera de metales y de hidrocarburos, por empresas extranjeras en contubernio con nacionales.

Es en este contexto que Lolo Méndez nos describe su sufrido y olvidado Darién.

Reconoce los varios intentos de “colonización” iniciada por diferentes gobiernos pero que todas quedaron a medias y por eso los resultados no se han visto.

Con claridad, la economía política nos demuestra que si en un medio con pobre o escaso desarrollo técnico de su fuerza productiva le cae o interactúa con otra más desarrollada técnicamente, con habilidades y destrezas superiores, si no se “administra” conscientemente, termina la más débil supeditada a la más fuerte.

“Esto es dialéctico” y es lo que ha ocurrido varias veces en Darién.

Inicialmente, los propios darienitas solicitaban la colonización por azuerenses y chiricanos como única medida para que el gobierno los viera.  Los colonos eran incentivados por transporte, pequeños créditos y seguridad de tierras, mientras que el darienita pasivamente recibiría la experiencia colonizadora con su único activo: su tierra y su fuerza de trabajo.

Como resultado, el colono terminó apropiándose de grandes extensiones (propiedad privada) en una provincia donde prevalecía un extenso territorio la delimitación verbal de los espacios temporales de trabajo (propiedad comunal) y pasaron a ser la fuerza de trabajo de los colonos.

Otro ejemplo lo describe anecdóticamente Lolo Méndez, cuando en el Real existirían apenas no más de una docena de animales vacunos y nadie tenía ni encierros, ni potreros, el único toro llamado Matusalén, era el verdadero dueño de ese hato y lo guiaba hacia las fuentes de pasto que existieran, en tal sentido, durante el verano todas las vacas de alejaban (se perdían) guiadas por Matusalén y en el invierno regresaban a la comunidad y los propietarios recibían con agrado, ya fuera su vaca acompañada de un ternero o la noticia de la pérdida de alguna que cazó el tigre y todo seguía tranquilo, hasta que de Panamá llega la instrucción de que todo el que tuviera ganado, tendría plazo para hacer su potrero y encerrar sus animales.

Resultado: los propietarios fueron deshaciéndose de sus animalitos y el único que quedó fue Matusalén, ya que el dueño se resistía a matarlo, por lo que murió solo y de viejo, haciéndole honor a su nombre.

Esta anecdótica historia nos demuestra una vez más, el nivel de atraso casi arcaico de las fuerzas productiva en un área que llegó a ser capital de provincia y fue fundada por los españoles.

La práctica utilizada es tan primitiva, que es propia del último período del nomadismo o inicios del sedentarismo y la agricultura del homo sapiens.  La recolección como método agrícola y forestal todavía es utilizada hoy en algunos lugares de Darién,

Nos hemos extendido hablando de otros aspectos de Darién y me he apartado de mi objetivo inicial, que fue el de convidar a sobre todo, a los darienitas, para que lean “Darién, Imagen y Proyecciones” y sé que van a aprender más y se identificarán plenamente con su provincia y el que no es de allá, conocerá y aprenderá de una realidad geográfica que de seguro desconoce y podrá con más seguridad, contestar las preguntas Qué somos? De dónde venimos? Y Hacia dónde vamos?

La Interconexión Oculta entre los Arboles

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Hoy me enviaron un interesante artículo editado por la BBC de Londres en donde el científico español Bergio de Miguel  muestra el mapa que presenta las ocultas conexiones subterráneas de los árboles en un bosque y la compleja y equilibrada relación que mantienen a través de sus raíces, con otros árboles y con hongos y bacterias donde cada uno aporta algo para la coexistencia de todo el sistema.

Es la primera vez que esto que la ciencia ya conocía, pudo ser plasmado en un mapa.

Ustedes recordarán que cuando les comentaba sobre el árbol que nosotros llamamos Cuipo, les explicaba que los bosques de Darién hasta casi llegando a Veraguas, aproximadamente el 40% de todas las especies que se encuentran es Cavanilasia platinifolia o sea Cuipo y que son árboles si no el más alto, entre los más altos del bosque y además los más gruesos, pero su madera es como si fuera una gran esponja que se abre como una sandía cuando es derribado, pero que entre sus funciones está la de servir de asiento para anidar las águilas harpías.  Pero otra que no se nota, es la de compartir la humedad o el agua en la época de verano, con las otras especies vegetales cercanas.

En otros escritos también les ha manifestado que Darién es como si fuera una minúscula muestra de la amazonia por su comportamiento.  Sus suelos no son tan fértiles como parecieran y dependen de los nutrientes que anualmente les dejan los ríos a través de sus inundaciones pero, de donde le llevan los ríos la cantidad y variedad de minerales que puedan sustentar una vegetación tan densa como la de la amazonia?

Bueno, eso llega de otro lado.  Los vientos que anualmente llegan de África, cubren toda la amazonia, continua sobre el norte y Orinoquia colombiano, atraviesa el Darién y Caribe panameño y parte de caribe costarricense para desviarse hacia el archipiélago de las Antillas.

Estos vientos llegan cargados de arenas del Sahara y con ella gran parte de los minerales que utilizan toda esta comunidad vegetal.  Lo que acá es bueno no lo es tanto para los corales y la salud humana de algunas islas del Caribe.

Esta simbiosis entre árboles, hongos y bacterias, se está viendo amenazada por el cambio climático, ya que este complejo proceso de retención de CO2en el suelo se reducirá si la temperatura aumenta sobre todo en los bosques templados y en los bosques tropicales si la deforestación avanza.

Todavía hoy día, con todas estas evidencias que existan, gobernantes mundiales, que nieguen la veracidad de la ciencia e incluso lo vean como un problema político, es realmente absurdo.  Pero además, pensar que las consecuencias de nuestros actos no afectarán a todas los habitantes del mundo, es sencillamente, Ignorancia.

 

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Blas Morán, 2019

Vacaciones de Medio Año

La tía Matea era una campesina como la mayoría de las mujeres del campo. Analfabeta, trabajadora sin tiempo y con un exacerbado respeto por las cosas de la religión y la iglesia, aunque en el pueblo apenas levantaban las paredes de la futura capilla.
Se levantaba a las 5:00 a.m. y desde entonces no paraba hasta las 6:00 de la tarde, pero entre todo el trajín diario sabía sacar el tiempo para esperar a la comadre Luisa para rezar el rosario.
Era el mes de septiembre y de Panamá le enviaban un sobrino para que pasara las vacaciones escolares de medio año en compañía de otro sobrino que le tocaba criar, mientras la madre trabajaba en “casa de familia” en la capital.
Casiano, como desdichadamente se llamaba el muchacho, casi que no sentía diferencia entre tiempo escolar y vacaciones, ya que como dice el dicho: “en casa del pobre hasta el feto trabaja”. Aun así, disfrutaba mucho la venida del primo porque por unos días tendría compañía y complicidad para todas las correrías que alcanzaran a emprender.
Hoy, el día era especial y había que trabajar rápido, para estar desocupado en la prima noche, porque ya había llegado el carro de la “cefalina”. Era un pueblo donde a duras penas entraba una “chiva” diaria, cuando la quebrada grande permitía que entrara un carro a vender medicamentos desde Tiro Seguro para las lombrices, hasta lo último en medicamentos que se llamaba Alka-Seltzer y pasando por la cefalina que eran las pastillas que daban origen al nombre del carromato.
Esta noche proyectarán en la pared de la incipiente capilla, una película del Gordo y el Flaco y aunque sea la misma del mes pasado y se parta a mitad del evento y tengan que esperar el empate, bien vale la pena. Estará toda la muchachera del pueblo reunida en un solo punto y distribuirán muestras de pastilla y otros medicamentos y habrá vida nocturna en Cabuya, aunque sea por poco tiempo.
La tarde avanzaba con prisa y la comadre Luisa llegaba puntual a rezar el rosario y tía Matea suspendió rápido los quehaceres y dieron inicio a las oraciones.
Por la señal de la santa cruz…; Padre nuestro que estas en el cielo santificado sea tu nombre, ven a nosotros tu reino, Casiano, busca la leña; hágase tu voluntad, Casiano recuerda que los plátanos son a medio; así en la tierra como en el cielo. Santa María madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, Casiano, si te dicen Casículo, miéntales la madre; ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Dios te salve María llena eres de gracia, bendita tu eres –sale perro no te cagues- entre todas las mujeres y bendito es el fruto…etc, etc y así, a Dios rezando y con el mazo dando, las dos mujeres terminaban el santo rosario de todos los días.
Al día siguiente, pasado el mediodía, los dos primos querían ir al río y Casiano pidió permiso a la tía so pretexto de acompañar al primo que estaba de visita. La tía le dio el permiso no sin antes hacer las advertencias de rigor. Vayan y no se demoren. Y me hace el favor de no estar metiéndose a los potreros ajenos, que usted no tiene ganado para que esté buscando yeguas por esos lugares.

Los dos muchachos marcharon rápido, camino al rio donde ya deberían estar el resto de los amigos, bañándose en el Chiflón, que era el charco de invierno, ya que en verano se bañaban en el charco “El Cristo”.
Cuando iban por el camino, Casiano le cuenta al primo: mi tía ya me tiene agobiado, no me da chance de nada y desde la mañana estoy haciendo oficio. Lo primero que tengo que hacer, es botarle los miaos y lavarle la “bacenilla” donde mea todas las noches y a partir de allí no paró todo el día; a veces quisiera irme para no verla más.
El primo, conocedor de más mundo, se quedó pensando y le dice: tranquilo, yo sé cómo te vas a vengar, vamos a esperar la noche.
No se habló más del asunto y llegando al Raspo alcanzaron al resto de la gallada que entre chistes y gritos se dirigían hacia el río. El Chiflón era la parte angosta de la corriente y que en invierno se hacía más profunda y turbulenta, presentándoles más resistencia a los bañistas, cosa que agradaba a todos los muchachos.
Pronto el charco se vio colmado de nadadores, que con grandes gritos se lanzaban desde el barranco para luchar con la corriente y llegar a la otra orilla. Absolutamente todos se bañaban desnudos, nadie tenía recursos para comprar “vestido de baño”, pero tampoco existía pudor. Estar en cuero era lo más natural, salvo que alguno descubriera que empezaban a aparecerle vellos púbicos. “Esos si era todo una noticia que había que compartir. Ya se estaba haciendo hombre.
Entre risas y gritos transcurrió el tiempo y la muchachada emprendió luego el camino de regreso a sus casas, con la esperanza de repetir mañana la misma odisea.
Ya en casa, los primos se dispusieron, manos a la obra para preparar su venganza.
Mientras Casiano se ocupaba de algún encargo de la tía Matea, el primo entró al cuarto, sacó de un pantalón un par de Alka-Seltzer que le habían regalado; las abrió, sacó y las colocó en el fondo de la “bacenilla” de la tía Matea y luego salió como si nada.
La noche fue cubriendo con su denso manto todo el entorno y apenas se veía la luz de los mechones que parpadeaban en cada rancho. Este era el único momento en que la tía Matea se sentaba y a la luz del mechón, contaba anécdotas, programaba el día siguiente, se tomaba un sorbo de café y luego todos a dormir. Mientras, afuera en la negra espesura parecía que las estrellas se desmoronaban y caían sobre el caserío; era por el nutrido titilar de las luciérnagas que aparecían justo en esta época del año.
Los dos mozalbetes cayeron a la cama y casi de una vez quedaron como un roca y ni cuenta se dieron cuando ya entrada la madrugada, la tía Matea armó un estropicio cuando por su incontinencia urinaria se levantó, se sentó en su “bacenilla” y al orinar estaba orinando cerveza por el gran espumarajo que se hacía en la “bacenilla”.
El susto fue tal, que no volvió a orinar en toda la noche y al día siguiente se paró más temprano que de costumbre, cargó agua, se bañó y ya arreglada esperó a que la comadre se levantara para pedirle prestado el caballo porque tenía que ir urgente a San Carlos.
Y qué le ocurre comadre? ¡Ay! coma, hace tiempo no me estoy sintiendo muy bien de los riñones y lo que me pasó anoche no es nada bueno, así que voy a donde el curandero de San Carlos; si tuviera plata me iría hasta Antón donde el maestro Elías, pero bueno, voy a San Carlos.
Recuerdo comadre que a él hay que llevarle los orines en un frasco, para que le diga bien dónde está el mal o si es mal de ojo. Si coma, ya lo llevo.
La tía emprendió su viaje hasta San Carlos y regresó entrada la tarde y sin chistar palabra, todo siguió normal.
Los días se sucedieron unos a otros, tan cortos como un instante y como pasan todas las cosas buenas. Pasaron los días de vacaciones y con mucha nostalgia despidieron al primo que regresaba a la escuela, mientras Casiano volvía a su rutina y en la soledad del campo, repasaba los momentos felices que pasó con su primo.
La tía nunca hizo un comentario de lo que le dijo el curandero, pero lo cierto fue que nunca más permitió que le botaran sus orines, ni le lavaran la “bacenilla”.
Casiano sonreído pensaba. Mi primo si sabe, por algo está en Panamá; si yo pudiera ir con él a la ciudad.

Saludos, Ciudad de Panamá

 

Doña quinto centenario, cumples años en el mes de agosto.  SALUDOS, CIUDAD DE Panamá; que hermosa te has puesto, pero ¿Cuántas cosas se han ido quedando en el camino para poder llegar a lo que hoy eres?  Desde luego que muchos; por eso hoy deseo compartir con ustedes y motivados por escuchar el tango “Las Casas Viejas” y que hoy de manera retrospectiva, tiene muchísima actualidad.

¿Recuerdas, hermosa sultana del pacífico, las casas que le daban prestigio a tu nombre?  El Panazone, La Casa Miller, La Boyacá, La Pollera y tantas otras que te ofrecieron su nombre y que al igual que tantas casas viejas, de pronto “llegó el motor y en su rugir, avisa que hay que partir y se fueron igual que la bruma ante la luz”.

Pero hay una que por ser un sitio obligado de visita, merece que se haga un réquiem en su memoria.

Si, mi hermosa sultana, hoy deseo recordar contigo al viejo Mercado Público; sí, aquel que se ubicara en donde hoy construyeron una linda plaza y estacionamientos que son la entrada al Caso Antiguo.

Recuerda señora que el mercado estaba rodeado de cantinas, que para algunos eran icónicas: La Chucu Chucu, La Bocatoreña, El Trocadero y muchas otras de “dudosa reputación”, como decían los de Panamá adentro.

El Mercado Público que derrumbaron, no fue el primer mercado, ya que el primero era una gran casa con pilotes de cemento y techo de zinc, cuyas divisiones y resto de estructuras eran de madera (todo en una sola planta) y en una esquina se encontraba un gran local para fondas con largas mesas de madera.

Este era un sitio obligado en días domingos y festivos, tanto para los de Panamá adentro, como los de Santa Ana y lugares aledaños.  Aquí deseo hacer un paréntesis.

Estando en La Habana asistí a una gala de conmemoración de sus 500 años que también celebran este año; y en un segmento de sus carnavales, salían las comparsas cantando una conga que recordé cuando niño, habérsela escuchado a una tía en carnavales: “tun tun quien va, yo no se quién es; tun tun quien va, yo no se quién es – es tu marido no le abras la puerta, porque si me encuentra nos mata a los dos; como no nos mata a los dos.  Esto acompañado con una batería de tambores y faroles, pues así mismo sonaban acá las comparsas que bajaban a desayunar al mercado o también después del entierro de la sardina me contaba mi tía, que cantaban: vamos a buscar cenizas, a la Catedral, cenizas porque en las Mercedes, ceniza no las quieren dar, ceniza (bis).

Esto se perdió con el nuevo mercado que se construyó en la década del 90 y que fue una estructura de dos pisos con más higiene, mejor distribuido, pero igual de popular.

El mercado se ubicaba de espaldas al mar (Terraplen) al final de la calle Salsipuedes.  En su parte frontal con una amplia acera, daba cabida a varias docenas de billeteras, donde a diario se arremolinaban ludópatas y jubilados a comprar lotería bajo el malsano método del chance casado.

A mano izquierda, antes de entrar a los cubículos o puestos donde se vendían los quesos nacionales, se colocaban dos señoras que vendían morcillas.  Una afrodescendiente que vendía “bude” o morcilla de “chombos”.  Estas se mantenían en un balde con agua, eran dulzonas y con picante.  Las otras eran la conocidas hasta hoy día y las tenían fritas o recién cocidas.  Casi era un punto de encuentro.

Al final de la entrada en la mano derecha, camino hacia el muelle fiscal, estaba el puesto de venta de las “rebaladeras” o resbaladeras, ambos nombres se utilizaban.  Este era el único lugar donde vendían este apreciado refresco.

El largo frente del mercado, daba acceso a varias entradas con muchos cubículos de comida seca, menestras, rabito y trompa salada y además “bacalao” noruego, todo a la vista del cliente.

La segunda parte la componían el sector de carnes y en esta sección podrías encontrar las carnes que hoy día ves en el mercado de San Felipe, pero además te ofrecían: carne y huesos ya salados y también ahumados, carne de monte como venado, conejo, saíno y a veces armadillo.

En la parte lateral del mercado, casi llegando al final, usted podía comprar pericos, loros y varias clases de pájaros, pero además se ofrecían en temporadas, iguanas vivas y tiras de huevos cocidos y secos al sol.

A escribir esta casi crónica, le pedía algunos datos a un amigo que tiene negocios en el actual mercado de San Felipe y como una colaboración le pidieron que mencionara al Chino Federico. ¡Lógico! Yo pregunté, quien es Federico? A lo que añadieron: Federico era un chino venido de Bocas del Toro y fue el primero en todo el mercado, en vender especias en sobrecitos que costaban 0.05 centavos.  El chino Federico sobrevivió así a la pobreza y al desarrollo hasta que solo y pobre, igual que las casas viejas, le tocó partir y el Alcalde Blandón tuvo que enterrarlo y así Federico se apagó y se esfuma ante la luz.

No hemos hablado de la parte de los mariscos.  Sabían ustedes que en la parte final con orificios que daban al mar existía un cuarto para destazar grandes peces como bagres y meros de más de 100 libras y se sacrificaban las enormes tortugas para ofrecer su carne a los parroquianos?

Cuántas otras cosa ya se perdieron o anidad en la memoria de algunos citadinos que las vivieron.

¡Si! Mi hermosa sultana del pacífico, no todos tenemos tu suerte de renovarte con los años y ya son 500.

Tu nuevo mercado que aún no se inaugura, se parecerá mucho a los mercados europeos y será precioso, pero no siempre fue así, pero en unos años quién recordará a Federico, al vendedor de morcillas o simplemente al viejo primer Mercado Público de San Felipe y el refresco de resbaladera sólo será un chiste.

Mientras tú seguirás siendo más hermosa y leal ciudad de Panamá.