La Peatonal que Antes fue Salsipuedes

 

Hace unas semana fui a la Avenida B a comprar algo en uno de los numerosos almacenes chinos que allí se encuentran y no deja de maravillarme todo lo que se puede encontrar a lo largo de esa avenida, todo lo que puede ocurrir y mucho de lo que ni siquiera se imaginan.

Escuche a una pareja comentar que durante la semana anterior habían inaugurado una parte de la legendaria calle Salsipuedes y decidí ir a ver la creación del señor Alcalde-  Debo reconocer, que la impresión fue agradable, cuando me paré en la esquina de Ave B y miré hacia el Terraplén y se alcanza a ver el mar y parte de la plaza que está ubicada donde antes quedaba el Mercado Público.

Todo es tan moderno y tan limpio y espacioso, ya que ahora es una peatonal muy amplia con los cubículos de los buhoneros en el centro; amplias aceras con turistas que ya se entretenían caminando desde el Terraplén hacia arriba.

No hay duda que para todo turista nacional o extranjero que camine por esa peatonal apreciará un pincelazo de nuestra panameñidad y nuestra multiculturalidad; pero no es menos ciertos que para los que como yo, no solo conocimos “salsipuedes” sino que lo vivimos, para los que compramos en el Puerto Libre una yarda de mantasucia para algún “trabajo manual” en la escuela Manuel José Hurtado.

Para los que fuimos a comprar michitas de pan a la Bola de Oro, justo enfrente de donde se ubicaba la única señora que vendía tamalitos a 10 ctvs y se los llegaban a encargar para fiestas o simplemente esperaba las 12 del día para comprar el verdadero pan de huevo que en una gran cesta tejida, vendía un señor Choy.

Para todos los que esperamos en la Botica El Javillo, que el farmaceútico te preparara la medicina, ya que todavía no había los laboratorios que hoy día inundan al mundo transnacionalmente.

Si usted quería vender sus libros usados, allá encontraba donde o si por el contrario quería ahorrarse unos centavos en los libros que le pedían en las escuelas, también allá lo encontraría.

Entrar al Gran Oriente y pedir una Sopa Mayor Alemán, y me pregunto si algunos de los renombrados restaurantes chinos actuales la sepan hacer.

Que agradable será pasear por la nueva peatonal, pero nadie me reproche que evoque un recuerdo de salsipuedes.

Y no es que con ello quiero sostener que “cualquier tiempo pasado fue mejor” ¡no!  Las ciudades tienen y deben modernizarse y cambiarán como cambiaron los habitantes de ella.

Si usted es también de esa otra ciudad y ambos nos paramos en la esquina de la casa “La Pollera”, veremos con facilidad hasta el terraplén; hasta la esquina de “A la Villa de Caracas”, cuyo propietario era un político arnulfista de viejo cuño y de seguro: por hoy, por ayer y por mañana, volveremos los dos a suspirar y exclamaremos, ¡qué bonita está esta peatonal!

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